VELARDE, José
Poeta y prosista. Nació -1848- en Conil (Cádiz). Murió – 1892- en Madrid. Doctor en Medicina. Renunció al ejercicio de su profesión para trasladarse a Madrid, con su entrañable amigo Juan Antonio Cavestany, con ánimo de dedicarse al periodismo y a la literatura. Publicó sus primeros versos y artículos en la Ilustración Española y Americana.
Escribió en el Imparcial, La Iberia diario progresista, El Heraldo de Madrid, La Época diario moderado, La Correspondencia de España diario noticiero…
Concurrió con asiduidad a la célebre “Cacharrería” del Ateneo, donde hizo gran amistad con Zorrilla, Valera, Echegaray, Campoamor, Balart, Grilo y Ruiz Aguilera. Gracias a la protección económica del rey don Alfonso XII, Velarde pudo evitar una existencia bohemia y azarosa.
Velarde fue uno de los poetas más combatidos por la crítica. En 1888 dio a conocer en el Ateneo de Madrid su poema Alegría, del que Melchor de Paláu emitió el juicio siguiente: “Velarde describe con precisión; es un fotógrafo literario, mejor dicho, un daguerreotipista, pues el color está presente en sus obras; Velarde tiene en sus composiciones fragmentos acertadísimos, versos esculturales modelo de corrección y de armonía, brillantez fulgurosa en muchas imágenes, y, lo que es innegable, descripciones exactas que parecen hechas con paleta y pincel. Puede decirse, en fin, que sus obras son superiores al poeta, que la factura predomina la esencia, y lo grafico a lo ético.”
El valor principal de Velarde es, el de ser uno de los precursores del modernismo en España, juntamente con Reina, Ricardo Gil y Fernández-Shaw.
Obras: Poesías- Sevilla, 1872- Nuevas poesías – Sevilla, 1878-, Teodomiro, o la cueva del Cristo- leyenda- Fray Juan-leyenda-, La venganza-leyenda-, El ultimo beso- leyenda-, La niña de Gómez Arias- leyenda-, Voces del alma- poesías, 1884-, Ante un crucifijo-décimas- El año campestre, Alegría....
También fue autor con su amigo Cavestany de una obra de teatro que se estrenó en Madrid con gran éxito y que tituló: Pedro el bastardo
Sus obras se conservan en el ateneo de Madrid, donde ingresó en el año 1879 con el número de socio 4.267 y en su museo de poetas ilustres, junto a los mas grandes de todos los tiempos, cuelga un cuadro de Velarde pintado por Manuel Fernández Carpio.
En la biblioteca Real se conservan los dos tomos de sus obras completas autografiadas con dedicatorias de Velarde: A S. M. la Reina Regente Dña. María Cristina testimonio de respeto y gratitud, el primer volumen y el segundo: A S. A. R. Dña. Isabel de Borbón Infanta de España en testimonio de adhesión
lunes, 9 de junio de 2025
jueves, 1 de mayo de 2025
Teodomiro o la Cueva del Cristo
Conil
DEDICATORIA
A MI PUEBLO
I
¿Que más fortuna
Que nacer español, oír en la cuna
El clamor de la mar alborotada,
Y abrir los ojos a la luz del día
Donde halle la mirada
Un cielo con el sol de Andalucía?
II
Jamás olvido
El modesto lugar donde he nacido:
De trafalgar las olas arrullaron
De mis primeros sueños la honda calma,
Y después despertaron
Rugiendo a las pasiones de mi alma
Tempestades
A mi querido amigo y maestro el insigne poeta
Don Manuel Cañete
I
Como produce estancamiento insano,
Si es duradera, la apacible calma,
Amo la tempestad embravecida,
Que esparce los efluvios de la vida
Al romper en los cielos o en el alma.
II
El rugiente Océano,
Cuando lo azotan roncos vendavales,
Se corona magnífico de espumas,
Cuaja en su seno perlas y corales
Y vida emana levantando brumas.
El pantano sereno,
Traidor oculto bajo verde lama,
Asilo es del reptil y forma el cieno,
Que, impalpable, mortífero veneno
Por la tranquila atmósfera derrama.
Napoleón
c/ Extramuros
Un Español un Francés y el Poeta
ESPAÑOL
Es sanguinario verdugo.
FRANCÉS
Héroe y gloria de la Francia.
ESPAÑOL
De ambición monstruo insaciable,
Que de su renombre en aras
Familias, pueblos, naciones
Destruye con furia insana.
FRANCÉS
Paladín altivo y fiero
De la honra y de la fama
De su nación, que a la Europa
Sujeta bajo su planta.
ESPAÑOL
Sus huellas, cual las de Atila
Marchitan, secan, devastan;
Un reguero de sepulcros
En la tierra las señala.
La poesía del Hogar
Conil desde el mar
A GRILO
con motivo del nacimiento de su hija
Magdalena
I
Con respeto y amor tu hogar contemplo,
Que al encanto dulcísimo del nido
Une la augusta majestad del templo.
En él no atruena el mundanal ruido,
Ni el mefítico ambiente se respira
De este social pantano corrompido.
De tierna madre, que de amor delira
Por el ser de su ser, se escucha el canto,
Dulce como el acorde de tu lira,
La niña de Gómez Arias
A MI QUERIDO AMIGO Y MAESTRO
DON ANTONIO SÁNCHEZ MOGUEL
¿A dónde irá, caballero
En su yegua jerezana,
Tan de noche y de camino,
El mancebo Gómez Arias?
No a buena parte, le juro,
Cuando el semblante recata,
Recela de quien le mira
Y todo le sobresalta.
Recelo engendra el delito,
Busca sombra la acechanza;
Que la virtud no huye el rostro,
Ni teme conciencia honrada.
La Fe
Convento de la Victoria
Al cantor de la duda
el eminente poeta
D. Gaspar Núñez de Arce
I
La musa del dolor llora, suspira,
Toma del niño el tembloroso acento;
Mas no arranca a las cuerdas de la lira
La voz tonante que estremece el viento
Y en tus sublimes cánticos se admira.
Si cantaste la duda consternado,
Del vate la misión dando al olvido,
Es que, más bien que ciego, deslumbrado,
No sordo a la razón, sino aturdido,
El pensamiento tuyo deliraba
Por la fiebre del genio enloquecido.
II
-La fe agoniza, la virtud acaba,
El valor en los pechos languidece,
Se oculta tras el sofisma,
La esperanza al nacer se desvanece
Y Apolo mudo en su dolor se abisma.
Presa de un infernal desasosiego,
Atropellando, en su apetito ciego,
Derecho, libertad y religiones.
Ritos, tronos, altares, leyes, hechos,
Van en vertiginoso torbellino
Rodando aglomerados y deshechos
Al rudo empuje de fatal destino.
Sucede a la razón la ardiente tea
Y en cabañas, y en tronos, y en altares,
Con roja luz vivísima flamea;
Con el ronco bramido de los mares
Todo en profundo abismo se derrumba,
Y es ya la tierra solitaria tumba
Formada por escombros seculares.
Epístola Necrologica
Calle Cádiz
Dirigida al Sr. D. Gonzalo Segovia Yardizone
con motivode la muerte del
Sr. José Fernández-Espino
El mismo soplo que apagó su vida,
Encendió la que existe tras la muerte.
¿ A qué llorar, Gonzalo, su partida,
Si despojado ya del polvo inerte,
Que en el mundo al espíritu encadena,
Goza del justo la envidiable suerte;
En tanto que la vida nos condena
De las pasiones al combate rudo,
A trabajo cruel y amarga pena?
El último beso
Carrillo del pozo en c/ Hospital
AL EMINENTE PINTOR SEVILLANO DON JOSÉ VILLEGAS
INTRODUCCIÓN
Cuando el pesar me acongoja,
O la duda me atormenta,
O en mi corazón la envidia
Hiel escupe y le envenena,
En vez de romper en llanto,
En invectivas o en quejas,
Me refugio en mis memorias
O en mis sueños de poeta.
El Trovador
Parra
A MI QUERIDO AMIGO FRANCISCO ALVAREZ Y ARANDA
I Natura
Arrogante, esbelto, airoso,Rosado y blanco color,
Los ojos azul de cielo
Y tan vivos como el sol,
La cabellera ondulante
Acariciando el jubón,
Y rubia cual las espigas
Que el seco julio tostó,
Pendiente el hierro del cinto,
En el bonete el airón
Y el laúd tañendo ufano,
Errante va el trovador,
De monasterio en castillo,
Entonando su canción.
Se ignora quien fue su madre;
No se sabe si nació
El Trabajo
Zurciendo redes (Fontanilla)
ICuando el fiat de la nada
Salir hizo el Universo,
Y a un soplo de Dios los seres
En la tierra aparecieron,
A la fuerza poderosa
Del instinto obedeciendo,
El águila, al sol mirando,
Salvó las nubes de un vuelo;
Encrespada la melena,
Corrió el león al desierto,
El jabalí a la montaña,
Y la gamuza a los hielos;
El pez surcó el Océano,
Perseguido y persiguiendo;
Púsose astuto el raposo
Bajo el zarzal en acecho;
El poeta a su musa
Calle Ortega y Gasset 1
(Terraza Titus Bar)
Introducción
I
No seas, no, la víbora maldita
Que muerde y deposita
Dentro del corazón letal veneno;
Ni la ebria bacante desgreñada
Que arrastra desbocada
Honor y vestiduras por el cieno.
II
No sirena que llame engañadora
Con cántiga sonora
A las sirtes fatales de la duda;
Ni el pudor virginal mires esquiva,
Para ir provocativa
Buscando torpe meretriz desnuda.
El Otoño
Playa de los Bateles
A mi querido amigo Manuel Benjumeda
I
El otoño es tristeza y agonía;
Todo en él languidece;
El luminar del día
Oblicuos rayos sin calor envía,
Se aparta del zenit y palidece.
En olvidado surco cae la hoja
Que sirvió de pomposa vestidura
Al árbol que de galas se despoja,
Siendo mudo esqueleto en la llanura;
La locuaz golondrina
Aterida de frío,
A más benigno suelo se encamina;
El agua del torrente enturbia el río,
La brisa se hace cierzo, silba y ruge,
El ave calla, se marchita el fruto,
El mar enronquecido sordo muge
Y amenazante aterra;
La nube tiene por el cielo el luto
Y un sudario de nieve por la tierra,
Y en el monte desierto
Oye el pastor temblando la campana
De la ermita lejana
Con fúnebre clamor tocando a muerto.
De como nació El Quijote
José Velarde Yusti
Foto donada por Esther Riobo
AL SR. D. L. MONTOTO
I
Era una prisión oscura,
En bóveda terminada,
Bajo tierra socavada,
A guisa de sepultura;
Lúgubre cual la amargura,
Tan húmeda como el llanto,
Triste como el desencanto,
Como la barbarie fuerte,
Silenciosa cual la muerte
Y horrible como el espanto.
Consejos
Carmen
A CarmenI
No me taches de necio o presumido
Si me ves, siendo joven, dar consejos;
Que los que sufren como yo he sufrido,
Antes de ser adultos ya son viejos.
Ni menos pienses que al hablar del mundo,
Lastime con sus males tu inocencia;
Pues sé que no hay delito más inmundo
Que manchar de una virgen la conciencia;
Dentro de poco tiempo, convertida
En hermosa mujer, de niña hermosa,
Entrarás en el campo de la vida,
Como el capullo que se trueca en rosa.
Carta Joco-Seria
AL INMINENTE POETA EGREGIO NOVELADOR Y ACADÉMICO PRECLARO
PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN
Año ochenta y tres del siglo
De las luces y el vapor
Aunque este romance afrente
A los que al Cid Campeador
Hizo la homérica musa
Del noble pueblo español;
Convencido de que en prosa
Escribiría peor,
En versos y a vuela pluma
Voy a escribirte, Alarcón.
Y por no causarte enfado
Con el obligado << Dios
Te dé cien días cual éste, >>
Haré de fe profesión.
Ante un Crucifijo
Cruz de Moreno
A mi Querido Amigo Julián Fuentes
I
Incienso, luz, armonía
Llevar quiero a tus altares,
¡Oh Dios! Que enfrenas los mares
Y enciendes de un beso el día:
Así, que mi alma te envía
Al altar del firmamento,
Como armonía un acento,
Lleno de santo fervor,
Como perfume el amor,
Como luz, el pensamiento.
II
Cuando ante ti reverente
A orar me postro de hinojos,
Asoma el llanto a mis ojos
Y lo infinito a mi mente:
Y siento sobre mi frente,
Nublada por el desvelo,
Bajar en callado vuelo
El hilo de luz fecundo,
Por donde vienen al mundo
Las bendiciones del cielo.
Epístola Moral
Al Sr. D. Gaspar Núñez de Arce
Cuando un pueblo en los vicios se encenaga,
Enviado por Dios, surge el profeta
Que con el rayo y con la peste amaga,
Y la indomable perversión sujeta,
Como al indócil bruto con el freno
La vigorosa mano del atleta;
Que quién lleva los vicios en su seno,
Así como los brutos al castigo,
Sólo teme al relámpago y al trueno.
Tú eres poeta, como yo, y testigo
Del mal que a la virtud mina en su base,
Y no debes llorar; canta conmigo,
Aunque el dolor tu corazón traspase,
Y sea nuestro canto un anatema,
Lluvia de fuego y huracán que arrase,
Ha de ser inmortal nuestro poema;
Que bien se expresa lo que bien se siente,
Y cuando la virtud es nuestro emblema,
A S. A. R. la Infanta Mercedes de Orleáns
A S. A. R. LA INFANTA
DOÑA MERCEDES DE ORLEÁNS
CON MOTIVO DE SU BODA
De esmeraldas, diamantes y rubíes
Te ofrecerán espléndido atavío;
Y yo tan sólo lirios, alelíes,
Purpúreas rosas, campesinas flores
Aun bañadas de gotas de rocío,
Donde la luz se quiebra en más cambiante,
Y vividos colores
Que en ópalos, zafiros y diamantes.
En vez del esmaltado pebetero
Donde arde rica esencia, del romero
Que recogí en el monte y del tomillo
Te traigo un hacecillo,
Que te envuelva al arder en mil cendales
Perfumados y azules;
Que en medio de sus blancas espirales
Parecerás un ángel entre tules.
Y por ser, aunque rica, muy pesada
Corona de oro de diamantes llena,
Traigo, para adornar tu sien nevada,
Una de verde mirto y verbena
Por pastoriles manos fabricada.
miércoles, 30 de abril de 2025
A Murillo
Los dulces tonos con que apunta el día,
Del campo florido los colores,
Los vívidos cambiantes y fulgores
En que quiebra a la luz la pedrería,
Todo cuanto es matiz, destello o brillo,
Hasta el sol de la hermosa Andalucía,
Resplandece en los lienzos de Murillo.
En ellos interpreta
El humano ó divino sentimiento,
Con la luz, con la fe, con el aliento
Del pintor, del cristiano y del poeta.
A Juan Antonio Cavestany
Extramuros
A MI QUERIDO AMIGO
NIÑO DE QUINCE AÑOS
JUAN ANTONIO CAVESTANY
CON MOTIVO DEL ESTRENO
DE SU MAGNIFICO DRAMA
EL ESCLAVO DE SU CULPA
Ay! ¡con cuánto furor, con cuánta pena
Miro sobre la escena
Donde vibró de Calderón la estrofa,
Turba vil de procaces histriones
Con palabras y acciones
De lascivia, de escándalo y de mofa!
No es su burla, la burla que corrige
Y a los vicios aflige
Ni el delicado juego del idioma;
Es el escarnio, el epigrama obsceno,
El torpe desenfreno
Que vengaron los bárbaros en Roma.
A mi madre
Calle José Velarde
Al recordarte, madre, aunque maltrecho
Está mi corazón, vivo golpea
La quebrantada cárcel de mi pecho;
Mi labio bendiciones balbucea,
Y truécase en suspiro, en leve brisa,
El grito de furor que en mí bravea.
¡Cuán triste llego a ti! ¿Ves mi sonrisa?
Es del dolor la amarga crispatura,
¡Ay! del dolor que hoy llevo por divisa.
En ti busca consuelo mi amargura;
El hombre es sordo a la desdicha ajena;
Tú, fuente inagotable de dulzura.
¿ Quieres, madre, saber cuál es mi pena?
Mi pena es el vivir. ¡Ay! que la vida
Al tormento del mundo me condena.
Tengo en el corazón tan mala herida,
Que cuanto más la curo más se encona.
¡Ay, déjame llorar, madre querida!
¡Sólo el llanto consuelo proporciona!
¡Las lágrimas del triste son las perlas
que engarza el Hacedor a su corona!
A mi Padre
Agustín Velarde (Padre de Jose Velarde)
Tu nombre ¡oh Padre! Sírvame de égida:
Otro no acierta a pronunciar mi lengua
En los recios combates de la vida.
No pido al grande, de mi honor en mengua
Arrimo que en la lucha me sustente...
Valor prestado es un valor que amengua:
Me agravia la merced, y solamente
Tu paternal consejo humilde acato,
Y ante Dios y ante ti bajo la frente.
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