lunes, 30 de octubre de 2023

Rubén Darío y Jose Velarde

El otro Velarde, José, deja huellas aún más visibles: El trovador, La niña de Gómez Arias, Teodomiro o la Cueva del Cristo, Ante un crucifijo, El último beso, La velada, Fernando de Laredo, poesías de tema caballeresco, y La venganza y La odalisca, de tema morisco, debieron de ser conocidos del autor de A las orillas del rhin, El ala del cuervo, Alí (Oriental) y La cabeza de rawí (poesías las tres últimas de Primeras notas). En La cabeza de Rawí Darío parece referirse a esas poesías caballerescas y moriscas de José Velarde:

Cuentos dulces, cuentos bravos,
de damas y caballeros,
de cantores y guerreros
de señores y de esclavos;
de bosques escandinavos
y alcázares de cristal;
cuentos de dicha inmortal,
divinos cuentos de amores
que revisten de colores
la fantasía oriental.

Otras poesías de Velarde, como Introducción, El poeta a su musa, Fray Juan, Alas orillas del mar, parecen haber dado origen a la introducción, El poeta a las musas, La nube de verano (“Era fray Juan un viejo capuchino”), de Primeras notas, y A las orillas del Rhin, Respectivamente Darío debió de conocer todas estas composiciones en las ediciones españolas originales. De 1884, precisamente, es la edición más divulgada de las Voces del alma de Velarde, que incluyen, además
de las poesías señaladas, otras de tema morisco (Zaida t Toros y cañas) O medieval (La Edad Media y Allende el Rhin). Si Darío no conoció este volumen, lo cual es muy improbable, si estuvieron a su vista los folletines de los periódicos centroamericanos, que solían reproducir poesías de Velarde, La odalisca, por ejemplo, que tiene gran similitud con Ali (Oriental), fue publicada en el mismo año y en el mismo periódico que A las orillas del Rhin. Un año antes, Ante un crucifijo,
de Velarde, apareció en El diario Nicaragüense, diario en el que Darío colaboró muchas veces.
Fuente: Internet Archive.
Los primeros cuentos de Rubén Darío de: Ernesto Mejías Sánchez

La Mujer Pólitica, (Dedicado a Jose Velarde)


4.3 LA MUJER POLÍTICA

AL INSPIRADO POETA JOSÉ VELARDE

La que fingiendo aversión
al hombre, constantemente
de cierta congregación;
y con su lengua, infernal,
ya en sátira, ya en bucólica,
calumnia a todo mortal…
     Neo-católica.

La que, impávida y serena;
distinguiendo de colores,
no quiere tener amores
si no merecen la pena;
y a su conveniencia mira
con el alma sosegada
y en cálculos se inspira…    
    Moderada.

La que, al brillar el albor
de su juventud risueña,
tan sólo en unirse sueña
al ídolo de su amor;
y vive dada al demino
y se aburre y se contrista
si tarda su matrimonio…
    Unionista.

La que, su triste viudez
llorando de luto llena,
para mitigar su pena
busca marido otra vez;
y segunda boda al punto
consigue ver realizada
sin pensar en el difunto…
    Resellada.

La que desde tierna edad
por atrevida descuella,
gustando de que con ella
tengan cierta libertad;
y en sus suspiros de fuego,
que no hay hombre que resista,
palpita el himno de riego…   
    Progresista.


La que de genio aguerrido,
sin encontrar quien le tosa,
por la más pequeña cosa
amenaza a su marido,
y haciendo de amor derroche
vuelva al templo conyugal
a las tantas de la noche…
    Federal.

La que, impolíticamente
llamada mamá política,
a su yerno pone en crítica
situación continuamente;
hasta que el pobre mortal
halla paz en una soga
o tirándose al canal…
    Demagoga.

Y, por último, la que
abrumada por los años
ni tiene goces, ni daños,
ni siente, ni oye, ni ve;
y a su cuerpo paralítico
busca descanso final,
esa ya para su mal
no tiene color político.

Fuente: Internet Archive

viernes, 20 de octubre de 2023

La fuerza de un primer amor (Juramento de amor)

Juramento de Amor

XVII

La hija de los dueños de la Venta, adiestraba, según sabemos, al nuevo empleado de la misma, en los quehaceres en que la iba sustituyendo.

Al decir lo cierto, ya estaba bastante bien impuesto en todos ellos; pero simpatizaba tanto con el…; le agradaba de modo tal, sonándole a melodías, la dulce entonación con que hablaba…; le embelesaban de tal manera sus decires…; le rendían con tal fuerza sus atenciones y delicadezas, y decía unas frases tan gratas y tan bien encajadas en sus gustos que, la verdad, no acertaba a renunciar voluntariamente al placer de dialogar con tan singular compañero, sobre todo cuando no les estorbaba la impertinencia de cualquier testigo.

Aquella mañana, cual otras muchas se habían levantado ambos bastante temprano; los dos, entre otras faenas, habían dispuesto y suministrado el primer pienso de los irracionales estabulados; los dos habían ordeñado a los animales de leche y entregado para su cocción la obtenida. También habían soltado al monte y a los prados los cuadrúpedos de pasto libre, guiándoles hacia aquellos.

Ahora descansaban, dialogando plácidamente, frente al Establecimiento, en la apacible semisombra de un como apretado haz de arboleda, en cuya espesura acostumbraban a pasar todos los veranos las horas de mayor calor.

El sol, bastante levantado sobre el horizonte, lo invadía todo con sus fulgentes rayos y elevada temperatura, caldeando el ambiente. De vez en cuando, alguna que otra nube blanca con blancura de vellón de tierno corderillo, navegando, lenta, a impulsos de suave brisa, interceptaba sus rayos, templando momentáneamente sus ardores. El ganado libre, pacía tranquilo; las aves errantes, volando de árbol en árbol, entonaban alegres cantares; diversas mariposas, de colores varios, libaban de flor en flor, y el agua de las emanaciones de la sierra, se deslizaba, susurrante, cuneta allá, buscando niveles más bajos.

Por el ancho y espacioso camino público mediato, marchaba un viandante, a lomos de pacifica caballería, entonando coplas de aires populares, para alegrar, seguramente la soledad de su viajata:

martes, 17 de octubre de 2023

El Genio Médico Quirurgico

 

Nuevo colega,- Ha venido a sorprendernos agradablemente en nuestro redacción, un nuevo adalid que ha de serlo sin duda, para las clases medicas españolas.

Con título de La Época Médica, empieza a publicarse en Sevilla un gran periódico, cuyo primer número tenemos a la vista; y tanto por los ilustres y dignos profesores, D. Luis Góngora, D. Vicente Chiralt, D. Rafael Tuñon, D. Ricardo Rodero, Manuel Benjuneda, D. Pascuel Vicent, D. Manuel Morales, D. José Velarde, y D. José Sánchez, que forman la redacción, cuanto por lo que el mismo vemos, será a no dudarlo, nuestro nuevo colega, uno que más de los honren la medicina española.

Fuente; Hemeroteca Digital, BNE
Foto: Scard Bermos