jueves, 30 de enero de 2020

Soneto improvisado a Rafael Calvo


 Copyright foto: Colección Particular Pérez de la Cerda
DESDE MADRID
CORRESPONDENCIA PARTICULAR
Todos los periódicos dedican gran espacio en sus columnas al eminente actor Rafael Calvo cuya muerte ha sido generalmente sentida como ayer expresaba. Y todos convienen en que el teatro Español ha perdido lo único que le quedaba, el mejor y más entusiasta intérprete,  y no será fácil, quizás sea imposible, llenar el vacío que deja. Juntos Antonio Vico y Rafael Calvo, el teatro Español se mantenía a la misma altura que lo elevaron otros  actores inolvidables. Antonio Vico solo no podrá lograr, por mucho que se esfuerce, la regeneración del arte dramático. Es más artista que lo que fue el pobre Calvo; pero es otro género el que cultiva y se encuentra ya bastante cansado.
Nada expresa mejor la pena de todos y la magnitud de la desgracia, que este soneto improvisado por el ilustre poeta D. José Velarde:

A Rafael Calvo

Vencedor de la gloria y de la suerte,
lleno de juventud y de ardimiento,
mirando al porvenir, hiela tu aliento
el soplo no sentido de la muerte

¡Ay, cuánto hemos perdido con perderte!
¿Qué sin ti, del teatro, en el momento
en  que el bufón sin arte ni talento
el gusto estraga y la moral pervierte?

López, Tirsos, Moretos, Calderones
por ti resucitaban en la escena
levantando los patrios corazones;

y tu pronta partida nos condena,
a la peste de infames traducciones,
cuyo aliento mortal nos envenena.


domingo, 26 de enero de 2020

Audiencia particular de la Reina

 Copyright foto: Colección Particular Pérez de la Cerda

Esta tarde ha recibido S. M. la reina en audiencia particular a los señores marqués de Novallas, D. Miguel Martínez de Campos, D. Antonio Terrero, D. Alberto Bosch y Fustegueras, D. Antonio Jiménez Flores, señora e hija, D. José Velarde, D. Miguel Sarrabona y barón de Mayols.
La Correspondencia de España, diario universal de noticias, Número 10185 -
1886 febrero 9

jueves, 23 de enero de 2020

Jose Velarde visto por Valera

Todavía de los que fueron poetas ante todo, me incumbe decir aquí algo sobre dos, excelentes ambos, de idéntica mala ventura durante la vida mortal, poco venturoso el uno aun después de su temprana muerte, y muy feliz el otro porque logró repentina y extraordinaria fama póstuma, de la que era por cierto merecedor, pero que nos sorprende a causa de la poca atención que por aquel tiempo, según ya hemos lamentado, prestaba el público a la poesía.
El primero de los aludidos poetas fue D. José Velarde. Crítica desapiadada y acerba se ensañó contra este vate bondadoso y dulcísimo, y le amargó la vida. Sin duda el incurrió en un error, harto grave, pero inocente: en el error de creer o más bien de soñar con la posibilidad de que pudiese alguien entonces ser principal y casi
exclusivamente poeta lírico y narrativo, como se puede ser abogado, medico, empleado en Hacienda, y ya, a Dios gracias, hasta dramaturgo y novelista. Velarde se aventuró, pues a una empresa casi imposible, y tuvo que ser cruel su desengaño. Pero prescindiendo de esto, debemos hoy hacerle justicia. Preciosos son ss versos e interesantes sus narraciones. El poema Alegría, lo mejor en mi opinión, que nos ha dejado, es rico en delicados sentimientos, en colorido para pintarnos la hermosura del suelo y el cielo de Andalucía, y en talento de observación y artística flexibilidad de estilo para ver y representar la vida en aquellos lugares y faenas, regocijos y pasiones enérgicas de sus rústicos habitadores. A la verdad, yo no comprendo sino como manía de ensalzar lo extranjero y de denigrar lo propio, que no se estime Alegría y otros poemitas de sucesos campesinos de la edad presente, aunque las comparaciones son odiosas, como Herman y Dorotea, de Goethe, y Evangelina, de long-fellow.
El otro poeta que vivió acaso en mayor estrechez que Velarde, pero sobre cuyo sepulcro la muerte, justa dispensadora de gloria, vertió de súbito esplendores que no se oscurecen y lauros que no se marchitan, fue Gustavo Adolfo Becquer. Acaso  nadie, después de Zorrilla, ha sido tan popular en cuantos países
de ambos mundos se sigue hablando la lengua castellana. Acaso en ningún Estado de la América ni en nuestra Península guarden las gentes en la memoria ni reciten con mayor efusión que los versos de Becquer los de cualquiera otro poeta del día por celebrado que sea. Menester es, por consiguiente, que aun digamos algo de Becquer al empezar el siguiente artículo, aunque se dilate más de lo que pensábamos nuestro trabajo.
Florilegio de poesía castellana, Juan Valera 1824 1905 

domingo, 19 de enero de 2020

Robo a José Velarde en las Cabezas de San Juan

Copyright foto: Colección Particular Pérez de la Cerda

La correspondencia española 15/3/1891
Ha sido víctima de un escandaloso robo en el tren de Andalucía el distinguido poeta D. José Velarde, al regresar a Madrid con su esposa e hijos, al cabo de prolongada ausencia.
Detuviéronse todos en las Cabezas a pasar algunas horas con un individuo de su familia, y al llegar a esta capital han tenido el disgusto de encontrar casi vacíos, aunque cerrados, los mundos y baúles, que contenían sus ropas y objetos de algún valor.
 Los ladrones solo les han dejado los vestidos de los niños de corta edad, sin duda por no servirles para nada.            
La libertad 22/3/1981
Ha sido descubierto el robo de que fue víctima hace pocos días en la estación de Cabezas de San Juan el poeta D. José Velarde, habiéndose recuperado muchas de las prendas sustraídas de los baúles y dos pares de Zarcillos pertenecientes a la esposa del Sr. Velarde.
Han sido detenidos el jefe de estación y el  guarda aguja

miércoles, 15 de enero de 2020

Una Leyenda Inédita

Copyright Foto: 1/7/1962 Colección particular Perez de la Cerda
1881 01 23 Madrid Comico una Leyenda Inédita

martes, 14 de enero de 2020

Los hombres del día

La revista Blanco y Negro en su ejemplar nº 1 publicó los "retratos" de: Nuñez de Arce, Palacios, Zorrilla, Ferrari, Velarde, Campoamor, Grilo, y Reina
Blanco y Negro 
Revista Ilustrada nº 1, año 1891

miércoles, 1 de enero de 2020

El Rey y el gusano


Blanco y Negro 
Revista Ilustrada nº 1, año 1891
  
Hubo un rey (se ignora donde)
De tal fortuna y valor,
Que del mundo se hizo dueño
Y le aclamaron por Dios.
   Orgulloso, en su bandera
Hizo bordar un león,
Espejo  de la bravura,
Poderío y esplendor.
   Una tarde de verano
En que al sueño se rindió
Bajo la bóveda espesa
De unos rosales en flor,
   -¿Quién – soñando se decía –
Alcanza mi elevación?
¿Quién tan fuerte, tan amado,
Tan dichoso como yo?-