Huerta Jardal
Burgos: Catedral, Cartuja, Huelgas: curiosidades,cosas notables de Burgos y sus cercanías
Lector amigo:
A pluma mejor cortada que la mía hallábase destinado el empeño de darte a conocer la noble figura del autor de este libro; pero años, achaques y tribulaciones afligiendo el ánimo del inmortal Zorrilla, que era el llamado a entenderse contigo, le llevan a descargar tal peso sobre mí, con lo que todos venimos a quedar mal, él sin gusto, tú descontento, yo abrumado y la memoria de Llacayo sin aquel brillo, estimación y grandeza con que la hubiera sublimado el ingenio de tan insigne vate.
Por mi parte te juro que, a no ser por la intima amistad que a Llacayo me unía, y por el respeto y cariño que a Zorrilla profeso, no hubiese aceptado esta encomienda; aunque si salgo mal de ella, no saldré al menos sin tu perdón, que a dármelo te obligan mi humildad y tu nobleza.
Frisaba Llacayo cuando yo conocí con los treinta de su edad. Era de mediana estatura, de buena complexión y de gallardo porte. Hablaban de su talento su despejada frente y el brillo de su ojos; de su dulzura y nobleza, el amable juego de su varonil fisonomía. Franco y generoso, abría su corazón a la amistad y al entusiasmo con la espontaneidad del niño; pero sin formar de este las veleidades, antes bien alimentado y acreciendo sus sentimientos con firmeza estoica y caridad cristiana.