ANDALUCES
ILUSTRES
JOSÉ VELARDE
Este poeta andaluz, tan aplaudido por unos, como tratado con harta injusticia por ciertos críticos, dio muestras desde su mocedad, de una imaginación rica y de un temperamento artístico que le distinguió y le daba personalidad.
Nació en un pueblo de la provincia de Cádiz, Conil,
donde sus padres estaban avecinados, el día 11 de Diciembre de1848. Estudió en
el instituto de Jerez de la frontera, y obligado, más que por voluntad propia,
cursó en la capital gaditana la carrera de Medicina, que concluyó en Sevilla,
donde se estableció, obteniendo por oposición una plaza de médico en la
Beneficencia municipal.
Por los años 1873 á 1874 ya se había señalado
Velarde por sus ideas radicales escribiendo en El Demócrata Andaluz y por varias lecturas de sus composiciones; y
después del advenimiento de Alfonso XII, afiliado al partido liberal, fue
redactor de La Tribuna y colaboró en
otras publicaciones literarias.
En 1878 se imprimieron por primera vez, reunidas en
un volumen, sus Poesías, en Sevilla,
y el público no tardó en agotar la edición, lo que dio motivo a la publicación
de otro volumen con el título de Nuevas
poesías, editado en 1879, y que obtuvo el mismo éxito.
Distinguiéronse las composiciones de Velarde por su
facilidad y su sonoridad métrica, y había en ellas bellísimos trozos
descriptivos, con los que el autor triunfaba por la precisión de la frase y la
exacta sensación que daba de lugares y paisajes.
En el mismo año de 1879 marchó Velarde a Madrid, y
allí no tardó en ser calurosamente aplaudido por las composiciones que recitó
el actor Rafael Calvo en el Teatro Español, y que le proporcionaron ruidoso
éxito; que siendo como eran las poesías de Velarde tan á propósito para ser
recitadas, en boca de aquel tan gran artista en cantar el verso como Calvo lo
era, puede calcularse cuánto ganarían las composiciones del vate andaluz.
Velarde, en la corte, hizo en sus primeros años una vida activa y fecunda; en colaboración con Cavestany estrenó el drama Pedro el Bastardo; dio en el Ateneo a conocer, entre otros muchos trabajos, su leyenda Teodomiro
y Meditaciones ante unas ruinas; publicó en 1884 el volumen Voces del Alma; colaboró en La Ilustración Española y Americana, y en este periódico y en sus Almanaques literarios aparecieron las mejores producciones de Velarde, como Alegría (poema), La niña de Gómez Arias, La Venganza, El año campestre, Mis Amores, Prólogo al romancero de Colón, etc.Campoamor, siendo director de Beneficencia, dio a Velarde un destino dotado con 6.000 reales, y Núñez de Arce, luego, otro con 10.000; pero el poeta, que desde niño soñaba en vivir de sus versos, y que aún creía que con versos sólo puede atenderse a los prosaicos gastos de una familia numerosa, pasó por situaciones bastante difíciles, contribuyendo mucho a amargar sus horas los juicios de apasionados críticos que con intensiones nada piadosa se dedicaron a hacer de algunas composiciones de Velarde ese análisis fragmentario, de verso suelto o de la figura poética, al que no resistían ni las más reputadas composiciones.
De liberal pasó Velarde a las filas conservadoras,
buscando la protección de Cánovas del Castillo, y en los últimos años de su
vida tuvo alguna protección del marqués de Comillas, merced a las
recomendaciones de una noble dama, la duquesa de Almodóvar, que apreciaba
cuanto valían los méritos del poeta.
De una enfermedad del corazón falleció Velarde en
Madrid en 22 de febrero de 1892, cuando apenas había cumplido cuarenta y tres
años, y dejó sin terminar, entre otros muchos trabajos, su Romancero de Colón, en que tenía gran empeño, y verios poemas que
seguramente le habrían dado fama y renombre.
Manuel Chaves.
Fuente: Internet Archive
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