Sevilla no tiene rival en grandeza y belleza: es tan gloriosa en las armas como inmortal en las letras.
“Un Dios pone los cimientos; Julio César la fortifica, el moro la conquista y la embellece, un santo la reconquista.
“Y Don Pedro de Castilla, con su severa justicia, sus dulces amores, la siembra de leyendas.
“Muestra ricos palacios de mármol y mosaicos, hermosos minaretes dominados por la cruz.
"Allí las Columnas de Hércules, allí la esbelta Giralda, y el delicado alcázar, y la inmensa catedral
“Rico, noble y muy cristiano, no hay calle sin tienda abierta, casa sin escudo, arrabal sin iglesia.
“ Los naranjos la embalsaman, a la vez que la adornan, el Guadalquivir la acuna, la refleja y la besa.
“Las flores brotan en nuestras fuentes, y por todas partes brotan sus fuentes, como mariposas y abejas alrededor de las flores.
“Los llanos vecinos llenan sus desvanes de frutas, y como sultanas cantan dulces cantilenas.
“La perdiz en el trigo, el jilguero en los álamos, la paloma en los olivos, el ruiseñor en el bosque.
“Allí, ni una nube en el cielo, ni una espina en la tierra; el huracán no derriba un árbol, la nieve no marchita el fruto.
“Dulces céfiros susurran allí en una eterna primavera: la tierra es un vivero de flores, y el firmamento (un vivero) de estrellas. »
José Velarde
Fuente: Internet Archive, y traductor de Google
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