El poema Alegría, en opinión del mismo Valera, es rico en delicados sentimientos, en colorido para pintarnos la hermosura del suelo y del cielo de Andalucía, y en talento de observación y artística flexibilidad de estilo para ver y representar la vida en aquellos lugares y las faenas, regocijos y pasiones enérgicas de sus rústicos habitantes.
Mirando al mar, y viéndose en el río
Las horas en que lo alza la marea,Al fin el pueblo, entre feraz plantío,
Una casa humildísima blanquea.
Compónenla una sala y dos alcobas,
En las cuales, por gala,
De cal consume al año cien arrobas
La mujer que sin tregua las encala.
Mansiones que están siempre en penumbra,
Pues sólo por la puerta de la sala
Entra la claridad que las alumbra.
Se levanta al lado
Pajar, cocina, cuadra y cochinera,
Y todo está cercado
Por extenso y altísimo vallado
Que coronan la pita y la chumbera.
Pero ¡cuánta hermosura allí no mira
Quien, como yo, del campo enamorado,
Los pormenores rústicos admira?
Fuente: Internet Archive
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