FRAY JUAN
Fragmento de un poema del laureado poeta D. José
Velarde, a la memoria del malogrado Rey Alfonso XII
CANTO SEGUNDO
Diez años han transcurrido desde que Fray Juan abandonó su patria buscando olvido a la pasión que abrasaba su alma; ni los rudos trabajos, ni la larga ausencia, hicieron mella en su vivir, ni acallaron los ímpetus de aquella pasión pura y fugaz que una vez traspasó su corazón y al retornar a los campos de verde esmeralda de olivares, donde negrea la aceituna pendiente de sus ramas que el mirlo picotea silbando al posarse entre ellas; vislumbra a su través el terruño y la iglesia parroquial.
……………………………………………
Todos cumplen sus deberes,
A requebrar las mujeres
No va antes Dios el liviano.
El curioso busca en vano
Esplendores y grandeza:
Sólo inspira su pobreza
Recogimiento y ternura
Y sólo en su nave oscura
El pecador llora y reza.
…………………………………………
……………………………………………..
La iglesia casi en ruinas
Ostenta como primores
En sus altares las flores
Que llevan las campesinas.
Y coronado de espinas,
Lleno de sangre y sudor,
Se ve en el altar mayor,
De una lámpara a la luz,
Agobiado por la cruz
Al Divino Redentor.
…………………………………………….
A fray Juan, calada su capucha, se le oye quedo, muy quedo rezar; la luz de la lámpara que está próxima a expirar, reverbera a intervalos sobre la severa faz del Cristo y no se nota otro rumor que el del vendaval que azota los ventanales.De repente aquella calma se interrumpe; lamentos de dolor violento arrancan del fondo del alma del Fraile y una mística embriaguez se convierte en desvarío del mal que creyó vencido.
…………………………………………….
Vuelvo después de diez años
Ya tranquilo el corazón
Y ahogada aquella pasión
En un mar de desengaños
Y otra vez sueños extraños
Exaltan mi fantasía
Y elevado a idolatría
Mi amor ha vuelto a estallar,
Solamente al contemplar
La reja donde vivía
……………………………………………
……………………………………………..
La fiebre devoradora
Invade su cuerpo yerto
Y exánime, casi muerto.
Le sorprende allí la aurora.
Poco a poco se incorpora
Al volver en su sentido.
Y al arrastrarse aturdido
Buscando el confesionario
La esquila en el campanario
Rompe en fúnebre tañido
……………………………………………..
……………………………………………..
Oculta la feligresa
Su triste faz bajo el manto,
Besa el hábito del santo
Y se arrodilla a sus pies.
Padre, murmura después:
Pecadora contumaz,
Vengo aquí en busca de paz:
Y es de su voz el murmullo
Aun más dulce que el arrullo
De la paloma torcaz
……………………………………………..
…………………………………………….
Aun no era Padre, mujer
Cuando un hombre conocí,
Y al conocerle sentí
Mis alas de ángel caer.
Era cuando empieza a ver
La niña con otro prisma
Y su alma en sueños se abisma
Y sin motivo está triste
Y a su muñeca no viste
Para vestirse a sí misma.
…………………………………………
……………………………………………
Mi padre como una esclava
En un claustro me encerró,
Y en matrimonio me dio
A un hombre que yo no amaba.
Mi amor en la guerra estaba
En aquel terrible instante,
Y habrá ¡Oh Dios! Quien no se espante
Pensando en lo que he sufrido
Al hallar que mi marido
Era el padre de mi amante.
…………………………………………....
………………………………………………..
Y sigue: Al hombre aquel
A ver no he vuelto jamás
De pena murió?, quizás!!!
Creyendo a su amada infiel
Yo impura sueño con él
Vos santo y de vos tan dueño
Decid: ¿Cómo una pasión
Se arranca del corazón
Y se destierra del sueño?
……………………………………………….
………………………………………………..
Socorro quiso gritar
La penitenta angustiada.
Más fijando su mirada
En el semblante del Santo
¡Es él! Gritó con espanto
Y dio en tierra inanimada.
………………………………………………..
En tanto escarbando el suelo
La casa el gallo alborota
Sale del surco la alondra
Cantando al alzar su vuelo;
El obscuro azul del cielo
Se trueca en vivo arrebol
Mira a Oriente el girasol
Suena la esquila en el monte
Enciéndese el horizonte
Y surge radiante el sol.
No hay comentarios:
Publicar un comentario