Foto: Antonio Leal |
Atravesamos el más fecundo periodo editorial. Corren en prensas, ahora, los trabajos á que durante el estío se dio feliz término; tradúcense las novelas mejor recibidas en Francia; imprímense las obras que nuestro autores dramáticos dieron a la escena, y va, en suma de día en día aumentando el movimiento bibliográfico, aunque siempre en los cortos límites que nuestra pereza y el poco amor a la lectura nos imponen.
Lo primero de que nos creemos obligados a tratar es
de La Fuga, canto 3º del poema Alegría, original de D. José Velarde.
Supuesto que nuestros lectores habrán leído los
cantos que antecedieron, no hay para que entrar en el examen general de la
obra, debiendo limitarnos al juicio que
La Fuga nos merezca.
En este canto, como en los anteriores, la musa del Sr. Velarde, abandona aquel tono legendario de La Velada, Fray Juan y La venganza; y amoldando sus pensamientos al gusto moderno, expresa con una encantadora sencillez, por cierto muy propia del asunto que desarrolla. La fluidez de sus versos, la facilidad de ls estrofas, lo delicado de los pensamientos, y más que nada, la elegancia, buen gusto y corrección del lenguaje, son de tal merito, que, a nuestro entender, son expresión de un indiscutible adelante del Sr. Velarde.
El idilio que narra y describe en su poema Alegría tiene tanta vida, tanta alegría
y tanta naturalidad, que lo que describe se ve, lo que narra se siente.
¿A quién no le complacerán las cartas que entre el
soldado Perico y su novia se cruzan? Empieza el su carta así:
Sabrás cómo he logrado, vida
mía,
por mi conducta y mi saber, la
ganga
de poderme plantar desde este
día
dos
cintas coloradas en la manga.
Cabo soy; mas no tengas
sentimiento
por verme a tal altura
remontado,
que a mí no me infla de la
gloria el viento.
Quien te quiso soldado,
cabo te quiere, y te querrá sargento.
Esta carta, tierna, llena de naturalidad y de
gracejo; la que Alegría le responde; la
descripción de las faenas del Señó
Jeromo, que
A pesar de cumplidos los setenta,
Y trabajar con frio o con bochorno,
Aun el viejo le acusa las cuarenta
A todos los zagales del contorno
la
impresión del mismo al saber el amor de Manuel hacia Alegría y ver una lágrima en los ojos de aquél, cuyo pecho creía endurecido,
y, por último, la fuga de Alegría en
busca de su amado Perico, son bellísimos trozos de poesía.
El Sr. Velarde, como poeta lirico,
ha dado un gran paso desde la publicación del primer canto de Alegría; ya no insiste en el relato de añejas
leyendas, en cuyo empeño se suele tropezar con la monotonía; ya no diluye el
asunto en facilísimas, correctas y sonoras quintillas, sino que elige asuntos
más propios del gusto actual y los viste de una estrofa que se adapta
perfectamente a la idea; y en esta labor, y en esta evolución resulta cada día
más correcto, más original y más brillante.
El poema Alegría, especie de novela en verso, cuadro campestre, cuyas escenas se verifican en Andalucía, será seguramente una producción de las que más influyan en el renombre del poeta sevillano.
Fuente: Internet Archive
No hay comentarios:
Publicar un comentario