Cierto día de la semana, el niño rey tenía el Jeu de Barres (un juego que se jugaba a caballo, muy popular en Francia y España y que requería la máxima rapidez y habilidad), en el que se convertía en un experto. Al menos una hora diaria se dedicaba a la física, la química o la geografía militar. A la una en punto el muchacho almorzó tranquila y sencillamente en su propio cuarto en compañía de uno de sus gobernadores, y tal vez de uno u otro de sus tutores. A las dos tuvo conversación en alemán, seguida de literatura, historia general e instrucción religiosa. Los estudios del día terminaron, como comenzaron, con gimnasia. La reina regente insistió acertadamente en que se debía dedicar un tiempo considerable a la historia y la literatura especialmente la historia y la literatura españolas que el rey leía con don José Velarde; en consecuencia, para un hombre que necesariamente debe vivir una vida muy activa y ocupada, su hijo es inusualmente culto y bien informado. El marqués de Viana, que luego se convirtió en uno de los amigos más intimos del Rey, también estuvo entre sus tutores. El general de Marina Don Patricio Aguirre de tejada fue director de estudios del Rey, y sus dos gobernadores fueron Teniente Coronel Don Juan Loriga (Condado del Grove) y el coronel Don Miguel González de Castejón (Condado de Aybar) del estado Mayor General. Su instrucción militar la dirigía don Enrique Ruiz Famells y era exactamente la misma que la de cualquier otro recluta del ejército español. Tenía como compañeros de estudio y de juegos a ocho o diez muchachos, todos más o menos suyos.
Internet arcive, Alfoso XIII a Study of Monarby
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