lunes, 30 de marzo de 2020

La calle de las Sierpes

Copyright foto: Colección Particular Pérez de la Cerda
Velilla, Cano y Cueto, Álvarez Surga, Carlos Peñaranda y Felipe Pérez eran los asistentes mas asiduos.
Velilla escribía dramas; Cano y Cueto, novelas y leyendas; Álvarez Surga, discursos académicos y rimas sentimentales, y Felipe Pérez, sátiras y epigramas. Cual más cual menos, todos soñaban con escalar el Píndo, y a todos escuchaban embebecidos los escribanos y procuradores: Estevarena,
Velilla, Y pons, Emilio Bormas, Moreno y Torcuato Pérez. Los literatos oían hablar de pleitos como quien oye llover. Los curiales no perdían una silaba de los versos que aquellos leían y recitaban. Tratábamos Omni scibili;  pero se empezaba con versos y comedias, y se acababa con comedias y versos. De tarde en tarde pasaban por allí Juan Antonio Cavestany, niño que a poco fue aplaudido en los teatros por su comedia El esclavo de su culpa; Antonio Machado, en cuya cabeza ardía el pensamiento de la creación de El Folk-Lore Andaluz, obra en
que colaboraba el inteligente Guichot y Sierra; José Gestoso, enamorado de la Sevilla monumental y artística, a la cual había de rendir sus potencias y sentidos; Mario Méndez, de hermosa palabra y de inteligencia clarísisma; Dánchez Mogel, que hablaba siempre retumbando, José Velarde, médico y poeta que, a tomar pulsos y ver lenguas sucias, prefirió buscar consonantes y escribir versos muy entonados.
         - ¿No asistió Rodríguez Marín en la tertulia?
         - Vivía a la sazón en Osuna, su tierra natal, y bajaba pocas veces a Sevilla. También, también lo tuvimos con nosotros. Entonces andaba atareado en colegir cantares populares; pero ya había dado gallardas muestras de ser gentilísimo poeta y escribir con extremadas corrección y pulcritud.
         - Velilla ponía en el cuerno de la luna al cóncavo y retumbante Quintana; Velarde disputaba por Núñez de Arce; ……
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