HOGAR CON HIJOS
Con invisibles lazos nos sujetael hijo a nuestro hogar, le da armonía,
lo alumbra, lo perfuma y lo completa.
Ante su faz, radiante de alegría,
huye el dolor que nos devora y mata,
como la sombra ante la luz del día.
Nuestra madre su rostro se retrata
es de dos seres la divina esencia,
nuestro ser que en el tiempo se dilata.
Nos habla como Dios en la conciencia
al par que a las virtudes nos convierte,
nos toma por su augusta providencia.
Y nos presta el poder del hombre fuerte
que, haciendo un sacerdocio de la vida,
aspira a hallar el cielo tras la muerte.
José Velarde
Fuente: Internet Archive
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