La tertulia postcena la acompañaron de chupitos de ron dorado cubano, aguardiente con cerezas y limonccelo.
Aprovechando el desalojo de la mesa y la nueva ubicación en la comodidad de los sillones del salón, Zájara invito a Pedro a visitar su biblioteca-despacho para mostrarle un incunable del poeta local por antonomasia, titulado Teodomiro o la cueva del Cristo, dedicado a su pueblo, y que le había regalado José, el antiguo secretario del alcalde.
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