Juani Amaya
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Sin ternura y sin amor
La
mente desalentada
Te
busca en lo que anonada,
En
lo que infunde terror;
En
el rayo asolador,
En
la batalla cruenta,
En
el volcán que revienta
En
el nublado, en la llama,
En
la noche, en la tormenta.
Y el corazón te va a hallar
En
donde ve sonreír,
Y
hay que amar y bendecir
Y
lágrimas que enjugar;
Y
te admira palpitar,
Prestando
vida y calor,
En
cuanto respira amor,
En
el iris, en la bruma,
En
la aroma, en la espuma,
En
el nido y en la flor.
Como en el yermo la palma,
Como
el astro en el vacío,
Pones
en la flor rocío
Y
sentimiento en el alma.
Truecas
la tormenta en calma
Y
en dulce sonrisa el lloro;
Y
llevando su tesoro
A
donde el hombre el estrago,
Con
flores de jaramago
El
erial bordas de oro.
Tú,
Dios, formaste al crear
Del
Universo el palacio,
Con
un suspiro el espacio,
Con
una lagrima el mar.
Y
queriéndonos probar
Que
el que te adora te alcanza,
Como
señal de bonanza
Has
dibujado en el cielo,
La
aurora que es el consuelo,
Y
el iris, que es la esperanza.
El
Universo colora,
Como
el beso de la aurora
Los
pétalos de la flor;
Y
si tu soplo creador
En
el caos se derrama,
El
mismo caos se inflama,
Y
entre nubes y arreboles
Brotan
estrellas y soles
Como
chispas en la llama.
Así, cuando nada era,
A
tu voz, jamás oída,
Tomó
movimiento y vida
La
naturaleza entera.
Surcó
el río la pradera,
Dio
a la flor fragancia suma,
La
luz disipo la bruma;
Y
tu aliento soberano
La
ola hinchó del Océano
Y
la coronó de espuma.
Mas, con su divina ciencia,
Es
tu arrogancia, humildad,
Tu
riqueza, caridad
Y
tu justicia, clemencia;
Pues
quiso tu Omnipotencia
Las
flores por incensario,
El
monte por santuario,
Por
águilas golondrinas,
Por
toda corona espinas,
Por
todo trono, el Calvario.
José Velarde
1896/04/02 El Carpetano, periodico de noticias e intereses de la provincia
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