Retrato. José Velarde, en un lienzo que alberga el Ateneo de Madrid
José Velarde abandonó pronto su trayectoria como médico para consagrar su vida a la literatura. compaginó su alma de poeta con su faceta más comprometida: colaboró en la publicación La Ilustración Española y Americana y frecuentó la famosa Cacharrería del Ateneo de Madrid. En el ambiente de la España decimonónica se ganó la amistad de literatos como Zorrilla, Campoamor, Núñez de Arce, Valera y Echegaray. Algunos le sirvieron de inspiración para su obra. Su poema Alegría provocó la expectación de Melchor de Palau, que le dedicó palabras como "es un fotógrafo literario (...) pues el color está presente en sus obras". Menos simpatía sentía Velarde por Leopoldo Alas Clarín, que en sus libros Paliques y Solos de Clarín le lanza su críticas incendiarias. El autor conileño tampoco se queda corto. En un poema le responde con sorna "Mi nombre oscuro, hasta ahora otro eco no respondió que el de algún clarinetillo casa-cado y difamador".
Dar las gracias a Ignacio Perez y a Rafael Coca, por regalarme esta página del Diario de Cádiz
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