No es aquel que el cielo nubla,
Estremece las montañas,
Alborota el oleaje,
Cimbra y abate la palma,
Las mieses fecundas trocha
Y al roble del suelo arranca:
Sino el dulce que palpita
De la alondra en la garganta,
Temblando las flores mece,
Susurra en las enramadas,
En la fuente burbujea,
Vibra en las cuerdas del arpa,
Languidece en los suspiros
Y en los ósculos estalla.
José Velarde
Blanco y Negro
Revista Ilustrada nº 1, año 1891
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