jueves, 3 de febrero de 2011

1ª Carta de José Velarde a Luis Montoto

Sevilla 8 Julio [18]78


Querido Luis: Anoche con gran placer, recibí su carta, las predicciones de Benjumeda se han cumplido en parte; espero que no se acaben de cumplir. Este (Benjumeda) se marchó a Cádiz aun no sabiendo adonde dirigirse definitivamente. A última hora pensaba irse a Rota. Está medio-grillado con los viajes.

Algo diera por conocer lo que V. lleva escrito, no me consuelo con la esperanza de verlo pronto. En este pronto soy impaciente, egoísta y mente curioso.

Hoy Hablando con Álvarez, que tanbien está impaciente, me preguntó si sabía algo de su obra de V.; y yo le contesté que sí, que sabía que era buena, porque tengo tal fe en V., y V. lo sabe que a ojos cerrados pongo mi firma y mi cabeza y mi fortuna (venidera) a que es buena, rebuena rebuenísima.
(Nota) No haga V. caso de mi lenguaje epistolar. Estoy de café, diciendo lo que siento disparatadamente.

La obra que está V. haciendo, amigo mío es dificultosísima hay que salvar en ella escollos formidables y solo el buen gusto el tacto, la dirección y el ingenio de V. puede darle cima.

El porqué V. lo sabe y creo que de él hablamos. Hay que huir de la adulación, sin ser grosero ni seco, sentir sin sensiblería, tocar los registros de la ternura y del entusiasmo, ser a veces épico, a veces bucólico, a veces filósofo y siempre digno y elevado.

Son personajes no son entes imaginarios, los hemos visto de cerca y no se le pueden dar otras proporciones que las que realmente tienen so pena de caer en el ridículo.

A la pobre niña no se la puede cantar mas que como a una flor, mejor dicho como a un capullo que tronchó el huracán. Que la inocencia y la juventud, nada mas. No tuvo tiempo ni para ser buena ni para ser mala, ni dio pruebas de talento ni de virtud (que es fuerza) por que la inocencia no es la virtud, como no lo es el pudor, conocimiento del pecado, menos meritorio a mi ver que la inocencia que no se ruboriza.

La inocencia es la bondad y no la virtud.

Por eso Dios es bueno y no es virtuoso por que siendo esencialmente bueno, no tiene que vencerse para ser virtuoso.
Los niños son buenos son inocentes.


La reina fue buena
Nota: Déjeme V. que diga cuantos disparates se me ocurran y no haga caso: figúrese V. que estamos en el café:

Y prosigo: Al rey tampoco puede dársele las proporciones de un héroe de novela. Muy niño raquítico de figura, ni antecedente de valor ni de talento, fuere también ridículo, tratarlo como lo hace la gaceta: La alta penetración de S, M. Los delicados sentimientos. La profundidad, La Precisión λ λ. Ese culto externo no es para un poeta es solo para un periódico ministerial, o para los oficios y alocuciones del gobierno.

Aquí el drama está en lo que los personajes tienen de humano, en las pasiones que han latido en su pecho. El trono y todos sus accesorios son el mareo grandioso de un tierno y dulce cuadro pero nada mas que el marco.

Las mismas pasiones en otros sujetos de otra escala social forman el mismo drama mas bien el mismo cuadro; pero sin la ventaja de la moldura.

Tiene un escollo la obra difícil de salvar y en la opinión del público, contraria al autor, cuanto quiere hacerse partícipe del dolor de los héroes de su obra

Yo creo que debe V. hacerlo sentir a ellos mucho, muchísimo porque eso es verdadero; pero no dársela de que siente porque nadie lo creerá y no viene a cuento si no es para adular.

La obra es un pequeño poema delicioso lo objetivo debe superar a lo objetivo.

El poeta debe hablar poco. Encomiéndelo todo a los personajes y haga él solo reflexiones filosóficas sobre los inestables y perecederos de la ilusiones sueños esperanza λλ. Y quién dice de esto de otras cosas, pero sin caer en la sensiblería o en la mentira del sentimiento.

En cambio hay espacio para hacer las galas de la poesía. Yo no dudo un momento que V. ha de superar esas dificultades y que nos ha de dar una obra maestra.

Hace días que no escribo nada lo de Núñez de Arce me ha desconcertado y ya no pienso en el libro de los trovadores.

Hoy se me ha ocurrido hacer un poema pero lo he concebido tan grande que ni aun con la imaginación lo puedo abarcar. Hacer la epopeya del siglo con todas sus luces y sus apagones, dolores y placeres λλ

Esta idea es una locura y estoy seguro que de empezar la obra la dejaría sin acabar por falta de fuerzas.

A Cavestany no le he vuelto a ver.

Álvarez me encarga mil cosas para V.

No deje V. de escribirme y le darme noticias de su obra.

Sabe V. lo mucho que le quiere su amigo af[ectísi]mo

Pepe

Esta carta se conserva en la Bibliotea General de la Universidad de Sevilla

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