Manolo Iglesia, Jose Luis Rubio y Pepe Gil
Buenas noches. Las raíces de un pueblo son el pasado que ha forjado el presente y que se proyecta hacia el futuro.
Queremos acercaros y acercarnos al siglo XIX, concretamente a los años de gracia de 1848 a 1892. Por aquellos años Conil era un pequeño pueblecito blanco dedicado a la labor diaria y cansada del campo y de la pesca y posiblemente poco conocido por los españoles. La enseñanza y la cultura estaban al alcance de muy pocos de sus habitantes. Sólo las familias pudientes tenían la posibilidad de enviar a sus hijos a la escuela y a la universidad. El grado de analfabetismo era altísimo. Para el hijo de un campesino o un pescador no quedaba otro camino que el trabajo muy duro y mal pagado. Posiblemente esta clase pudiente conileña recibía de la capital, ciudad de casas luminosas y blancas, llenas de torres con azulejos brillantes, que vigilaban el mar, del que le llegaba, en aquellos años, la riqueza y el poder, los reflejos dorados del romanticismo literario ya en su última fase.
Y aquí, precisamente aquí, el 10 de Diciembre de 1848, Mª Dolores Yusti, esposa del médico de la Villa, Agustín Velarde, dio a luz a un hijo, al que llamaron José, que fue bautizado, según reza en su partida de bautismo, 13 días después en su propia casa por encontrarse en peligro de muerte, por el Vicario y ecónomo Miguel Cifuentes Moreno.